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El proceso de maduración consiste en controlar la velocidad de dispersión de la humedad en el hormigón fresco en la fase inmediatamente posterior a la colada, garantizando el tiempo de reacción de la hidratación del cemento. Los sistemas de curado acelerado controlan la temperatura, ya que este parámetro influye en la velocidad con la que se hidrata el cimento y, en consecuencia, las propiedades finales que puede alcanzar el hormigón.
El curado acelerado puede realizarse usando vapor, agua caliente, aire caliente y aceite diatérmico como fluido térmico para acelerar la reacción de fraguado del cemento.
El método tradicional pero siempre muy efectivo es que el uso de vapor a baja presión es una de las técnicas más utilizadas en la prefabricación. El proceso se lleva a cabo colocando los productos con sus moldes en locales o en túneles que brindan cobertura de los mismos con lonas en plasticos.
El vapor directo garantiza tanto el aumento de la temperatura como el aumento de la humedad relativa. Estos efectos combinados promueven el logro de valores de alta resistencia en poco tiempo.
Una alternativa al uso de vapor directo es el uso de baterías radiantes para sistemas de calefacción de recuperación de condensado.
Para ambas soluciones, el vapor a baja presión es el vector térmico que tiene el mayor calor latente. Esto, combinado con el hecho de que los procesos de curado de concreto no requieren temperaturas particularmente altas, hace que el vapor de baja presión sea muy efectivo y adecuado para este tipo de aplicación.
Las lonas de polietileno de alta densidad se utilizan para cubrir las piezas después de la distribución del concreto en el molde, a fin de reducir la pérdida de humedad. Son parte de la técnica de condimentar con vapor para crear una atmósfera saturada de humedad y acelerar la hidratación del cemento. La planta de prefabricación debe estar equipada con máquinas de embalaje de lonas para reducir los tiempos de preparación.